Entradilla

Alas, plumas, fantasía, ganas de volar y de volver a mi planeta...

lunes, 11 de julio de 2016

INSPIRACIÓN


Play: Skunk DF. Supernova.



¿Y si lo que tengo para ti está ya todo escrito?
Mi cabeza me pide escribir más allá de sentimientos.
Me pide tecnología, ciencia, estaciones, velocidad,
la solución al tiempo

Y veo que soy un fraude.

Las aves migratorias dibujan tu nombre en el cielo
y las flores compiten por ser tus favoritas.
Pero yo, que dejo mi naturaleza en tu cama cada vez
No puedo encontrar la forma de llamarte.

No es suficiente jugar con las teclas de un piano
mientras acaricias mi espalda.
Debería ser capaz de explicar los Nocturnos
y rimarlos con tu risa.

Pero soy un fraude.

No sirve susurrarte No ordinary love
mientras me dejo caer sobre ti.
Yo no lloro, soy más feliz que nunca 
y no caigo, soy más fuerte que antes.

miércoles, 15 de junio de 2016

LA ISLA DE LOS GATOS.

Play: Cat walk. Jonh Coltrain.



PREÁMBULO

En la isla abandonada resonaba un estruendo apocalíptico y todo en el cielo y la tierra se rompió en dos, como el día que Eclipse llegó para definir la luz y la oscuridad.
Este hubiera sido un gran principio para aquella historia, pero lo que aconteció en aquella isla gallega en las vacaciones en que todo se quebró, al cielo y la tierra les dio igual.

Tres parejas que hasta entonces compartían mejor o peor los conceptos de sus vidas, quisieron compartir parte del paisaje de Galicia. Gran error, aunque el sol brillara como debe en primavera. Los conceptos siempre se ponen a prueba en momentos inesperados.

ACTO PRIMERO

[Comienza en el coche de Ester y Eduardo]
Una pareja que apenas había empezado a conocerse, tan desigual que nadie dudaría del terremoto cuando daban un paso juntos, ni dudarían de la fluidez de sus vidas cuando retomaban su singularidad.
Todo había resultado tan vertiginoso en sus dos años en común, que a nadie pasaba inadvertido que la balanza de las renuncias se inclinaba peligrosamente hacia el lado de ella, cada vez más ligera y desarraigada y que, sin embargo, la de los cambios, la de los añadidos, caía hacia el de él hasta hacerle sentir como Atlas sosteniendo el mundo.
Sin embargo aún todo parecía en calma. La vida proponía un tiempo en que todo era para ella dejar de hacer lo de siempre y para él hacer lo de siempre entre dos. Todo parecía en armonía, todo música entonada y melódica, palabras serenas, miradas largas de admiración y conceptos salvajes que llenaban cualquier silencio y terminaban de cocinar su caldo aromático y caliente.
Todo parecía el mejor pacto para cosechar felicidad, pero la felicidad no es para todos. Hay personas frágiles que viven sólo si hay culpa y pena y penitencia para sí.
En aquel paisaje gallego, en aquella isla que desaparecía entre la niebla a los ojos del turista poco aventurero, se hizo patente la nueva balanza que unificaba las otras dos.
Esa nueva balanza lo sustituyó todo. De un lado la infelicidad del que no podía soportar no ser feliz con aquella situación enérgica y excitante, en el otro la soledad de la que renunciaba a todo lo suyo y esperaba su recompensa en un tiempo que parecía eterno. Todos los conceptos se hicieron uno y ya no existía nada que no fuera pena.
Cuando dejaron la isla, el amor era sólo una piedra titánica en el corazón de Eduardo y éste tuvo que dejarla caer.

ACTO SEGUNDO

[Se desarrolla en camino perdido en el campo]
Pedro y Valle, no eran tan jóvenes que no se hubieran roto ya antes. Pedro, protector y paciente; Valle, destructiva y siempre en conflicto, envidiando la paz de cualquiera, pero como otros conceptos humanos, la paz no existe.
Siempre caminaban juntos, y en la isla también, al menos al principio. Al menos hasta que Pedro, agotado de ir contra la corriente de Valle, de ser discutido, de estar siempre en guerra, buscó un camino alternativo en que poder sentir su paz.Y esa calma fue un oasis en Galicia, su tierra natal.
Cuando volvió hacia Valle, ya era fuerte y más sabio. En su camino había descubierto que para tener paz a veces hay que luchar, hay que crear conflicto, superarlo, y no mirar atrás.

ACTO TERCERO

[En una antigua casa de piedra]
Ismael y Sara nunca debieron llegar tan lejos. Lo sabían, pero eran egoístas. Tan egoístas que pensaron que compartiendo su ruptura constante con otros encontrarían la solución a sus problemas.
En la isla hallaron algo que no esperaban, algo que querrían mucho más que a la ruptura que los mantenía unidos, y por esa invención se abandonaron.
Inventaron carne blanda, piel suave e instinto, y eso solo es lo que acabó con la violencia y el caos. Surgió en Sara una necesidad de claridad y de fuerza con que construir un paisaje hermoso para su hija. La sonrisa de la niña unió a ambos una última vez para elegir la ruptura definitiva.

ACTO FINAL

[En una playa desde la que se puede ver la isla]
Fueron los maullidos de los gatos los que al final advirtieron a todos, protagonistas y secundarios, de la ola gigante que acabaría la obra. La isla, acostumbrada a la bruma y la humedad de las bocas confusas, ahora iba a ser inundada por la onda que todo lo pone en su lugar y todo lo aprecia injustamente.
Y así acabó el orden, cuando el agua llenó el espacio de fracaso, dejando primitivo lo que había nacido ya en la costumbre de cada cual. Dejando a todos sin hogar, sin mano que tomar, sin olores que aprehender, sólo agua salada en los ojos y maullidos de gatos asustados y hambrientos.

domingo, 15 de mayo de 2016

LA JAULA Y LA TORMENTA

Play: Damien Rice. Delicate 




Amanecí con los deberes hechos,
y aunque era primavera húmeda,
el hombre de arena, leve y delicado,
decidió seguir disperso,
dejándose llevar por aires de duda.

Como digo amanecí con la jaula abierta
y tiempo para volver a ser la hija del viento, 
útil para viajar y olvidar el equipaje
y mejor no pensar más
parece que el mundo ya tiene bastante con sus deberes.

Amanecí siendo sólo tormenta,
viento y agua como esta primavera,
y siendo tormenta todo se alejaba de mí
incluso aquel 
que mueve el sol y los demás astros

Y era yo una tormenta contenida,
como siempre.
Porque siempre hay solución salvo cuando yo me rompo.
Entonces lluevo y el viento dispersa la arena frágil
y no quiero alejar el legado de mi jaula abierta

El aire duele en el estómago como si fuera vendaval,
pero no saldrá de ahí,
el destino quiere que sea yo quien lo contenga
y parece que hoy amanecí siendo mejor que Pandora
porque sé estar triste mejor que nadie.

Es preciso callar para que los susurros
no dispersen la arena 
que me deja sola hoy conteniendo esta tormenta 
que quiere destruir el futuro 
demasiado pronto.

Quizá deba esperar en la jaula,
algún día el viento dolerá menos,
aunque ese día,
volaré más bajito también.

jueves, 3 de marzo de 2016

ECLIPSE Y EL DESIERTO


Play: The four aces. Mr. Sandman


El hombre de arena llegó al mundo cuando Volcán se percató de que a los periodos de luz les corresponde oscuridad como referencia. Justo después, produjo su última erupción, la que acabó con él y le transformó en páramo. Entonces Eclipse, asustada por la idea de eternidad, recogió parte de aquel cuerpo, lo condensó en una roca y pidió su último deseo a Destino con el lenguaje de antes:

_ Convierte esta roca en meteoro y envíalo a mí cuando ya no sea capaz de recordarme, cuando el futuro esté a punto de hacerme acabar.


En ese meteoro sólo viajó una parte del todo de Volcán, el resto quedó en un desierto del que surgió el concepto de infinito, paisaje infinito, amor infinito. Y sin que ningún científico pudiera atestiguarlo, estas ideas juntas crearon materia, seguramente por la reacción del tiempo con el espacio. Apareció un ser de aire y tierra a quien Eclipse pudo cuidar durante milenios y que le dio su nuevo nombre: la que a su llegada provocó la oscuridad ahora era Lucía, ser de luz, que ve y permite ver.

miércoles, 2 de marzo de 2016

PRIMER LIBRO DE ECLIPSE. ÚLTIMA TRANSICIÓN.

Play: Sarah Vaugham. Chelsea bridge.




Conocieron en un tiempo los humanos
biógrafos estelares.

En tiempos se entregaron a sus especulaciones
con fe universal.

En tiempos sus fantasías
fueron realidad indiscutible.

Porque una explosión histórica,
como la cumbre de diez mil cuentos,
fue el nacimiento de Eclipse.

El mundo de Eclipse lo describe la naturaleza terrestre.
Se ve en el reguero de hormigas,
en la impronta solar,
en el agua contagiosa,
en las células creativas,
en el aire contundente,
en los pulmones que le dan la forma.

Eclipse, cuidadora de planetas,
matrona de astros por nacer,
amamantará al futuro en el momento histórico
de la muerte del destino.

Todas estas cosas ocurrieron
y el espacio entre las cosas,
el desorden de las letras,
la velocidad del viento,
la memoria de los humanos,
dejaron perderse esta historia,

El destino de una mujer alada
se descubrió en el futuro
de las mujeres después de ella.

Pero Eclipse vive en las cornisas,
se ve a sí misma en equilibrio
se ve a sí misma y se mira
para recordar el destino cumplido,
para recordar el fin que empezó con su llegada,
para recordar el principio de su tiempo.

Y Decisión se ahogaba
en el mar de dudas del futuro.


Y la niña Literatura tuvo que esperar escribiendo.

PRIMER LIBRO DE ECLIPSE. SÉPTIMA TRANSICIÓN


Play: Sarah Vaugham. Misty.



ECLIPSE CIUDADANA

“Muchos soles se alejaron de mí
ahora que escribo estos versos”

Esto pensaba Eclipse
que no halló papel tan amplio
que pudiera contener
las últimas estrellas de sus alas.

Esto imaginaba ella
y Tiempo, celoso por la atención,
hacía caer una pluma más.

Y Perspectiva mostraba a la joven
que pronto ya no echaría de menos su escudo.

Y Decisión se ahogaba
en el mar de dudas del futuro.

Así comenzaba la canción de Eclipse
y sus alas perdían plumas
y, en cada pluma,
una gota de sangre
que le recordaba el Unicórnalo de su infancia,
una gota de sangre que describía en el cemento
la forma de sus letras nuevas.

Creatividad,
la última madre antes de la civilización,
antes del pavimento y la contaminación,
vivió entonces en la grafía.
Eterna como había sido,
decidió su propia muerte
para hallar el estado inmortal del arte,
en el futuro.


...

ECLIPSE POETA

“Tengo una hipergrafía triste,
una reflexión nerviosa que no surge,
una incertidumbre que no conozco,
que no soy capaz de nombrar.

Hoy mis letras tristes están dispersas,
duermen entre algún algoritmo del pasado,
posiblemente en los factores
de una fórmula que nunca utilicé,
incluso, es probable, que anden intentando resolver
algún problema que he olvidado
y existe en una parte del cerebro
a la que mi capacidad consciente
no está preparada para llegar.

¡Volcán! ¿Dónde está nuestro destino?
Este futuro es confuso
no logro representar
la función en que se desarrolla.

Tengo logaritmos imposibles en la pluma.


Tengo una hipergrafía difícil en la tristeza”.

viernes, 26 de febrero de 2016

REDUCCIÓN DE PEDRO XIMÉNEZ

Play: Sade. No ordinary love.


Se querían tanto que el frío les compensaba con manos y besos calientes. Sólo la nariz de Lucía parecía tener algo que demostrar en aquel lugar húmedo y salvaje, un agüilla tibia y salada formaba una gotita en la punta. Ella rio a carcajadas cuando él, de un lametón, con su lengua perfecta, robó la gota diciendo que estaba en su punto: una nariz preciosa con reducción de Pedro Ximénez.



domingo, 14 de febrero de 2016

PRIMER LIBRO DE ECLIPSE. SEXTA TRANSICIÓN

Pasó la primavera con la llegada
de una mariposa con olor a verano.
Contarán un día este nacimiento,
el comienzo de una historia como un cuento.
Cantarán a aquel día prehistórico
en que Eclipse sintió el pequeño calambre.
Bajo el hueco de su espalda,
arqueada con esfuerzo,
ella sintió un rayo,
un relámpago,
un furioso trueno,
una mínima tormenta,
una tempestad,
un granizo creativo,
¡zas!
De la cueva de su espalda,
sobre el suelo, bajo ella,
echaron a correr las pequeñas criaturas,
el principio de todo,
niños y niñas que nunca serán acabados.
Tras el dolor, Eclipse quedó dormida.
“Imágenes, compañera,
sueños es lo que ahora vives”
Volcán observaba el llano repleto
de los primeros brotes de futuro
y veía a Eclipse recobrando
su primer aliento perdido.
“Volcán ¿cómo se llama ese árbol?”
“Pregúntale a él”.
El niño Ciencia
corrió tras el tronco
que andaba atareado
contando flores.
“Éstas, las rojas, hacen ciento cincuenta mil.
De estas el nombre es amapola
su movimiento común como una ola
ama la ola, amapola”.
“Volcán, si el mar cambia ¿es siempre el mismo?”
“Pregúntale al pez”
La niña Filosofía emocionada marchó a nadar
para conocer el sonido del agua nueva,
para conocer el lugar donde muere el mar,
para conocer la renovación y la rutina.
“Uno es el mar y mil las olas que lo componen,
el agua es una y mil las gotas en que se esparce,
uno, como la soledad, y muchos, como la familia,
uno como el minuto y mil como el tiempo”.
“Volcán, las estrellas de Eclipse ¿son las mismas que vemos por la noche?”
“Pregúntale a la luna”
Y a la noche el niño de los Astros,
miró al cielo para contar las estrellas,
para darles una historia,
para conocer su origen.
“El tiempo se cuenta diferente aquí,
yo soy luna de mil millones de años,
tu tiempo no puede medirse por mi existencia
y conmigo hay miles de años de luz”.
“Volcán, ¿cuántos son los colores?”
“Pregúntale a la luz”
La niña Arte miró al sol,
comprendió su temperatura,
aprendió la velocidad de la imagen,
asimiló una mezcla visionaria.
“Volcán, ¿de dónde vienen el dolor, el alma y la palabra?
“Pregúntale a Eclipse”
La niña Literatura tuvo que esperar escribiendo.
Durante el sueño de Eclipse
Volcán hizo morir muchos días,
y pasaban las estaciones
al ritmo de su propio nombre.
Durante el sueño de Eclipse
la vida cambiaba y a su alrededor,
en el lugar de donde no surgía ya vida
por la falta de luz,
un nuevo material de áspera textura
aparecía y se extendía
dando forma a un nuevo paisaje.
Cuando despertó la nueva madre
sintió el invierno.
Sintió en su cara
el aire que levantó
el aleteo de una mosca.
Muchos años hicieron falta
para que Volcán transformara
la primera brisa en la primera helada
y, cuando halló la forma,
comenzó una nueva Era.
Eclipse La Fuerte,
que con la nieve iba perdiendo las alas,
se despidió muchas veces de sus plumas,
pero no sentía pena por ello.
Decisión la apoyó en cada paso,
con el primer hombre,
la primera mujer,
los primeros niños,
la primera flor y la primera primavera,
con el primer brote y la primera ola salada.

martes, 2 de febrero de 2016

PRIMER LIBRO DE ECLIPSE. QUINTA TRANSICIÓN.


¡Atención! El sol vuelve a nacer.
“Yo no conocía esta capacidad,
en mi país los astros siempre lucen.”
Eclipse abre los brazos
para hacerse con la fuerza del nuevo sol.
“Esta es una crucifixión sin muerte,
sin sangre ni lágrimas.
Esta no es una penitencia para el perdón
sino un renacimiento creativo
y miro al cielo con orgullo
para observar lo que nunca cambia desde aquí.”
Volcán miró aquel cuerpo expuesto
y cantó una canción para ella:
La Poeta da un paso sin destino,
el absoluto la envuelve
y La Nada la interroga:
¿Por qué se disuelve la certeza?
La Poeta se enfrenta al reto:
¿Por qué La Nada se mueve con la inercia?
La Nada capitula metida en su traje gris.
Es la única verdad,
el sueño le pertenece.
Pero La Nada es inquieta
y sus dominios le son pequeños.
Nada pregunta a la mujer:
¿Por qué se disuelve la certeza?
Ella, positiva, busca lo bueno:
MUJER: Érase una vez un cuento sin moraleja
NADA: Érase una vez un paso sin destino
MUJER: Érase una vez un poema sin música
NADA: Érase una vez una poeta sin público.
La mujer, desde su debilidad humana,
se replantea su postura:
Érase una vez una pluma sin letra
Érase una vez una mujer sin verdad
enjaulada en el hueco de un corazón
Érase una célula sin vida
Érase una mirada al vacío
Érase una vez un periódico como el de ayer
Érase la inercia,
el camino de una mujer a la nada.”
“En el mundo deberían haber muchas mujeres.”
Sentenció Eclipse
y una pequeña roca se formó
a partir de una gota de sudor,
un pequeño grano de sal
que se mezcló con el mar
y le dio su sabor
para permitir el surgimiento
de una diosa no casta:
la primera mujer en una tierra joven.
Cuando la roca de sal
se hubo disuelto en el agua,
de Volcán surgió un montículo
en el que se filtró un pedazo
de la nueva superficie líquida.
Perspectiva quiso que del hueco,
tras la primera erupción de vapor,
surgiera el primer hombre:
mitad solución, mitad problema;
mitad agua, mitad fuego;
mitad mujer, mitad diferente;
mitad infraestructura, mitad armagedón;
mitad debilidad, mitad poder.

martes, 19 de enero de 2016

HUMO





Llamas a la puerta y cuando esta cede,
una cortina de demonios me rodea
y mueve el agua de mi cuerpo.
Tantas odas mistéricas se vienen a la mente, 
tantos cantos rituales modernos.
Aplicas tu cortesía a mi piel
y el humo invisible me eriza las plumas
y las enferma con esa fiebre conocida.
“Retira tu mano, camarada,
o podrías acabar hecho cenizas”.
Una vez evaporé el agua del estanque
y los villanos vieron mis demonios
y escucharon mi cuerpo en Saratoga.
A veces mando yo, pero hoy no.
“Aparta tu mano o te convertirás en cosa,
es el poder de mis alas negras.
No te engañes, amigo,
el amor es tuyo, pero el sexo no. 
Eres una cosa para mis ojos de águila negra.
Si tu eres árbol, yo leñador.

miércoles, 13 de enero de 2016

PRIMER LIBRO DE ECLIPSE. CUARTA TRANSICIÓN

“¿Cómo medir el tiempo?
Llegué con un gran sol
que ahora no encuentro.”
Así pensaba Eclipse
que se sentía culpable de  la oscuridad.
“Llegué con un gran sol
y dejé debajo de mí una sombra
con la forma de mis alas.
Los astros predijeron mi llegada
y me pusieron este nombre
que gritan los pájaros nocturnos.
Estos pájaros negros
me reprochan que este planeta
es aún pequeño para recibir mis alas abiertas.”
La noche era oscura,
la Tierra, recién nacida,
no conocía la fuerza de una luna.
Eclipse halló refugio para la noche.
Bajo la bóveda de sus alas,
tan herméticas en la oscuridad,
los oídos de la mujer aún sentían
la vibración de la música de ayer.
Sola entre el nuevo paisaje,
ya no percibía el pasar de Tiempo,
no reconocía la madurez de las frutas
en una tierra tan extraña.
Eclipse, desde su marcha La Fuerte,
la que al llegar tapó la luz,
se sentía débil e indefensa,
La de las Grandes Alas lloraba.
Las estrellas en ellas atrapadas
hacían recordar a la pequeña.
Lloraba las imágenes proyectadas
en la pantalla de plumas luminosas.
Las mismas plumas que unas horas antes
concentraban toda su capacidad
en robar calor al sol
que regentaba su destino.
“¿Es Eclipse la que derrama la vida
sobre esta tierra aún estéril?
De tu agua nacerá la primera flor
y de ella, la primera primavera.”
Una voz cálida se podía ver
y las notas que la representaban
caían a la arena junto al agua de Eclipse
abonando un pequeño brote amarillo.
La de las Grandes Alas
percibió estas palabras
a través del olor a azufre
que movía el aire nuevo.
“¿Es Volcán el que me regala su aliento
en esta noche triste que provoqué?
De esta pequeña erupción
será el calor que me permita seguir.”
Volcán, Guardián de todo lo que ha de morir,
conoció así a Eclipse,
Cuidadora de todo lo que ha de nacer,
antes de la vuelta de la luz.
Decidieron encontrarse.
“Respirar es algo nuevo para mí
vengo de una libertad sin aire
de un vacío repleto de horizonte
y entonces no entendía el porqué de mis pulmones.
Vengo de un espacio sin interferencias
de una oscuridad repleta de energía
y en mi viaje las estrellas encendidas
me reconocían y abrían paso”.
Así cantaba La Grande
y caminaba con impaciencia,
y respiraba con ansiedad,
y el deseo recorría sus alas.
“Siento un agua que se enfría
a causa del tiempo,
a causa del principio,
de las cosas que aquí existen.
Mi pecho se enfría esperando
la mano del que no se define
por una decisión tomada
a través de lo visible.”
Eclipse sentía esta nueva naturaleza,
que comenzaba a impregnarla.
Era Volcán que componía
la música complicada del amor.
“En este mundo de Pensamiento,
Eclipse encontrará debilidad.
No conoces que es un mundo sensible
y tu piel comienza a ablandarse.
Siente el tacto para hacerlo familiar,
nada existe aquí fuera del sentido
y nacerán dioses y diosas
para darle razón con palabras”.

sábado, 9 de enero de 2016

PRIMER LIBRO DE ECLIPSE. TERCERA TRANSICIÓN.

Play: Sarah Vaughan. Fly me to the moon


LA MADRE

“Primera estación, Origen”
la gente bajaba y subía.
El tren, siempre repleto,
no tenía compasión por Tiempo
que quedaba atrás sin protestar.

La madre lloraba una única lágrima
por cada estación Origen,
una única lágrima
por cada estación después de Origen,
una lágrima de recuerdo.

Una lágrima por el hombre que hería,
por el hombre que ya no la recordaba,
que ignoraba las estaciones Origen
en las que ella le había hecho feliz,
en las que había compartido el mundo.

Sólo una lágrima cada vez
para no ser vulnerable,
para no ofender,
para no herir.
Después del agua, todo era igual.

La madre vio nacer la tierra,
sintió el dolor de los volcanes,
la humedad de las tormentas,
tuvo en sus manos retorcidas
el corazón de todo lo que nace,
y, a pesar de su poder, eligió la humildad,
le dio nombre en el día de su sometimiento.

Y, ahora, el hombre,
sólo tenía más dolor para ella.
¿Y si la madre no es más que madre
ahora y hasta el fin?
¡Nunca!

Porque la madre ama
más allá de su nombre,
ama al hombre, al niño,
al árbol, al fruto,
a sus hijas que son madre.

¡Imposible!
¿Quién se hizo esa pregunta?
Alguien que nunca amó como madre,
el hombre quizá,
que ahora mira a la madre
y la desfigura poniendo tras ella
un papel de ficción indiscutible.

¡Y tantas cosas imposibles existen!
Y la madre nos permite imaginarlas.
La madre no puede ser sólo hembra,
sólo hermana, sólo esposa,
sólo madre para todos, hombres, hermanos y maridos.

La madre es mil mujeres creadoras,
es mil personas, mil niñas,
mil flores y mil frutas,
mil criaturas creadas
para ofrecer algo al mundo.

Y el hombre que ahora
reparte su dolor como un héroe
debió aprender a ser padre
como la madre sabe,

como sabe tantas cosas, sin esfuerzo.

EL TÍTULO SON SUS MANOS. Escrito para mi padre.

Play: Gilbert O'Sullivan. What's in a kiss.



Cómo explicar lo igual de nuestras manos.
Sus manos de obrero,
capaces, poderosas, científicas,
ilimitadas en su tiempo
para ocupar los límites del mío
y por este su cerebro necesita más.

Manos de cien crisis,
manos de economía real,
de supervivencia,
de cerebro creador,
de sustitución.

El día uno, malgasta ganas,
el día dos, su cerebro necesita más.
Día tres, cinco de la mañana,
no hay fuerzas para la resistencia.
Y el séptimo, ¡no existió!

Una madrugada hiperactiva,
otra crisis sin contrato,
otro empezar esperando que acabe,
otro lanzarme hacia arriba,
sin mi risa su cerebro necesita más.

¿Cuánto dura el día?
Veinticuatro horas,
de cinco de la mañana a diez de la noche.
¿Cuánto la vida?
Sólo diez minutos que estoy contigo.

Mi cerebro en tránsito
sintió por ello codicia de padre,
sintió necesidad de más padre,
quiso más presencia de padre,
¡más vida para mi padre!

Así explico lo igual de nuestras manos,
así que el título sea sus manos.
Así que mis manos imitadoras
admiren las suyas de cerebro creador
que por su tiempo, necesiten más.

Así explico lo igual de nuestras manos,
así que sus manos sean el título.
Así que el día uno, necesito más,
que tengo manos de cerebro creador,

por su tiempo, necesitan más.

jueves, 7 de enero de 2016

TIEMPO DE GÁRGOLAS




La autora llegó a casa, leyó un panfleto que había cogido del buzón, lo dejó a un lado y distrajo su mente con otras divagaciones…

Si no fuera por el juego del aire entre sus plumas, que se deleitaba haciendo cabriolas y remolinos para escapar de aquella red, Lucía habría pensado que sus alas eran de mosca. Estaba inquieta, excitada. Sentía esa paz infantil que precede a los acontecimientos en que los adultos temen perder la compostura. Después de meses sin ver al dragón se sentía entumecida y, al mismo tiempo, la cercanía de su regreso le agitaba la sangre y notaba ruborizarse todo su cuerpo.

En su cabeza él había sido todo este tiempo un juguete moldeable. Había jugado a reconstruir en su fantasía el tacto de su piel rugosa, cortante, infalible contra la suya. 

También recordaba el olor de su nuca, del que se sentía casi propietaria, y sus alas se aflojaban pensando en los besos en las comisuras de las fauces de su monstruo, y aquel leve escalofrío cuando rozaba su mejilla con la lija de su barba que, aunque escasa, penetraba en su piel como un masaje, mezclando tacto y aroma.


A veces los recuerdos llegaban todos juntos, sus manos, su lengua larga y caliente, las escamas cortantes, la dureza y la blandura, su cuello de piedra, las piernas largas, inamovibles, tan graves que a veces dudaba de su propia capacidad para hacerle sucumbir y caer junto ella en el lecho.  Llegado este punto, se hacía necesario para Eclipse huir. Se sumergía en grutas cálidas y jugaba con las cascadas que, con su caída violenta, conseguían aplacar la nostalgia. Extendía las alas y dejaba que el agua recorriera el camino necesario para no tener que usar sus propias manos, cerraba los ojos y completaba las sensaciones imaginando la cara del lagarto recorriendo su cuerpo, respirando entre sus pechos como lo hacen los dragones, aplicando sus manos a la cintura como para labrar la piel y esculpir otra bestia que ya no debía ser ella, sino un ser más ligero si cabe, quizá aire para invadir los pulmones de la gárgola. Y el agua, inconsciente de su papel de sustituto, completaba su misión satisfactoriamente.


Según se acercaba Arlanzón, aquel gigante de aspecto furioso, su monstruo blando y jugoso que se dejaba comer, caliente y fragante, el sudor de Eclipse reaccionaba con la energía emanada del meteoro de su cabeza haciendo que su cuerpo, cada vez más pequeño e inestable se pusiera duro. Emocionada hasta el colapso, retorcía sus manos y mordía sus labios, en parte por volver a sentir la sangre más allá de su entrepierna, en parte por inseguridad. Lucía ya no podía confiar en sus ojos, las alas se desplegaban tensando el tórax y el abdomen, entonces el aire entraba más nítido, provocando un leve mareo parecido a la ansiedad. 


Sin apreciarlo, sus pies se separaban del suelo de forma que, cuando el dragón apenas se encontraba a unos centímetros, la agarró por la cintura y la bajó como sólo él podría, porque no era fácil oponerse a las alas de Eclipse. Según sucedía su descenso, se amarró con los brazos a la frente del dragón y este, favorecido por el empuje del viento contra el fuselaje de plumas, sólo necesitó tres saltos para perderse con ella en las cornisas de la ciudad.


La autora, tras agotar su inspiración, quedó exhausta y dubitativa ¿sería oportuno escribir esto? ¿Debería dejarlo morir, como la propia sensación de echar de menos a su bestia, por salud mental? ¿Debería sustituir esta creación por otra nueva, más pacífica?

viernes, 1 de enero de 2016

PRIMER LIBRO DE ECLIPSE. SEGUNDA TRANSICIÓN




Eclipse debe emocionarse.
Así comenzaba la escena
de las voces estelares que,
en la esencia de los días,
planeaban el destino.

La niña aún no tenía alas.
Ni el paso torpe de una estrella,
ni el crecimiento ágil de los astros
ni el cortar ecuatoriales frescas
era una revelación para ella.

Nació y ahora
veía el pasar
de sus mentores
ajeno y frío,
sin emoción.

Pero Eclipse debía soñar para matar el destino.

Una asamblea primordial,
una reunión fundamental:
Pensamiento,
          Imaginación,
                      Tiempo,
                             Perspectiva,
                                        Decisión,
y la última madre:
Creatividad.

Asamblea acertada,
de existencia indiscutible,
celebrada.

Otorgaron a Eclipse
el cuidado de un escudo
apoyo de estandarte físico.

La de las Grandes Alas, era ya.
Y Eclipse lloró ante aquel emerger.

Grandes alas color infinito
tras el primer reguero de sangre,
condición que impuso Tiempo.

Grandes alas negro cósmico
tras su primer grito rocoso,
término de Perspectiva.

Gran bóveda de su intimidad
tras  el primer planeta suicida,
premisa de Decisión.

Tras el primer estado de invención,
regalo de Imaginación,
que creía que no todo se paga.

Unas grandes alas de brillo estelar
tras la primera responsabilidad,
que se escapó de Pensamiento.

Y de la última madre
fue la idea y la materia.

Uno, dos, tres, cuatro...
A Eclipse le creció la frente,
Eclipse vio crecer su cuerpo
y su edad se hizo infinita.

Era momento de revelar su misión.

Fue momento de iniciar su viaje:
una contracción podía sentirse
en las entrañas del universo,
un dolor primordial de surgimiento.

La de las Grandes Alas tuvo que partir.

No hubo lágrimas cuando los inventores la vieron alejarse,
sus edades infinitas se acababan,
la estirpe de Eclipse moriría con ella.

Los inventores dejaron su existencia
para fundirse al prodigioso destino
de la poderosa nueva criatura.