Entradilla

Alas, plumas, fantasía, ganas de volar y de volver a mi planeta...

domingo, 27 de diciembre de 2015

PRIMER LIBRO DE ECLIPSE. PRIMERA TRANSICIÓN

Play: Lullaby of birdland. Sarah Vaughan.



Conocieron en un tiempo los humanos biógrafos estelares.

En tiempos renegaron de ellos.

En tiempos se entregaron a sus especulaciones con fe universal.

En tiempos las llamas consumieron sus cuerpos.

En tiempos sus fantasías fueron realidad indiscutible.

La historia de Eclipse no requiere fe, sólo imaginación.

El mundo de Eclipse lo describe la naturaleza terrestre. Se ve en el reguero de hormigas, en la impronta solar, en el agua contagiosa, en las células creativas, en el aire contundente, en los pulmones que le dan la forma.

Soy biógrafa estelar de un hecho vital y fantástico para poner en el cuerpo de los humanos la realidad de su origen mental, una verdad constante en la que no se fijan.

Porque una explosión histórica, como la cumbre de diez mil cuentos, fue el nacimiento de Eclipse.

En ese momento un dios creó todas las letras y las palabras que se alojaron con el tiempo en mi vocabulario para hacer honor a su vida.

En ese momento comenzó la épica y quedó obsoleta al instante, con su primera carta.

En ese momento la verdad se quedó pequeña, porque Eclipse estaba hecha del poder de la lógica y sus grandes alas contenían la luz de las estrellas confundidas en las constelaciones.

Las galaxias de Eclipse eran aún minúsculas cuando se le otorgó su propio destino.

Eclipse, cuidadora de planetas, matrona de astros por nacer, amamantará al futuro en el momento histórico de la muerte del destino.

El suyo será el último y los humanos lo recordarán en la poesía para intentar cambiarlo y, entonces, tampoco será.