Play: Skunk DF. Si pudieras verme ahora.
Yo llegué cuando el mal ya estaba hecho, por eso no comprendo por qué los médicos pensaron que era yo el elemento mortífero en aquel cuerpo.
Llegué para ser el segundo pulmón, pero fui más que eso, era el más fuerte, el que no dolía. Cuando respiraba a través de mí sentíamos cómo era volar entre los pinos a doscientos kilómetros por hora.
Cuando me sacaron de aquel pecho no hubo nada que evitara que la bilis lo inundara todo y al cabo de poco tiempo el paciente había quedado en coma, pegado a un pulmón mecánico. Una pena, porque el lugar era cálido y blandito y yo habría podido cuidarlo como merecía.
Pero los doctores pensaron que yo era extraño y que si tenía que haber algún pulmón, debía ser el que le había dado Dios ante la iglesia, aunque se estuviera destruyendo a sí mismo y arrastrando consigo al paciente.
