Entradilla

Alas, plumas, fantasía, ganas de volar y de volver a mi planeta...

miércoles, 27 de agosto de 2014

LARA Y LA REALIDAD


Play: Nina Simone. Love me or leave me


Hay dos formas de volver al trabajo después de una larga y complicada baja maternal. Una es con tranquilidad, con emoción y orgullo por compartir la novedad de ser madre. La otra, con venganza y celos en la mirada, como si nada hubiera cambiado, volviendo a los cuchicheos, a mendigar cotilleos, dejando patente la inseguridad.

Fíjense qué diferencia de estilos, qué liberación supone el primero, y qué pereza provoca el otro a los que lo juzgan desde fuera. ¿Verdad que pueden notar la diferencia en la dirección del vello de sus brazos? Pues Lara, insistimos, habiendo podido elegir, se decidió por la segunda. 

En la oficina había muchos cambios y el único que le había afectado a ella, después de protestar descoyuntada por no obtener la oferta de ascenso que sí había tenido su compañero, fue un cambio de silla unos metros más allá, hacia las ventanas del fondo de la nave, de espaldas a todo y al lado del compañero al que tanto apoyara.

Y ahí estaba Lara, mirando mal y cuchicheando ofendida por algo que nadie sabe qué provocó y que, casi con el 100% de consenso afirmaríamos que había sido sólo culpa de ella.

Y si tuviéramos que hacer un análisis de su ser como compañera y profesional bajo criterio experto, por porcentaje de fracasos, diríamos que el resultado es malo, aunque nadie diría que la mujer es consciente de sus aportaciones a los hechos que se juzguen, ella es así, sin conciencia de la realidad.

De hecho ninguno de nosotros creería que Lara calculaba el efecto de su malestar en los demás, porque si lo hiciera, sería consciente de lo insignificantes que eran sus problemas en el mapa de problemas del otro. Al resto, sus traiciones, les dolían lo justo para responder con soluciones acertadas a los supuestos errores que ella detectaba con tanta facilidad, que destacaba ante los superiores para hacer menos visibles los propios.

Si esto lo hubiera pensado unos segundos... Pero Lara es un personaje incómodo en sí mismo, una personalidad que agota y lo vuelve todo negativo, es una vida que se regocija en una penitencia ficticia porque en realidad vive mejor que nadie a costa de la estela de los que participan en lo común.

Este retrato es el de alguien que, habiendo sido madre recientemente, pasa los días más preocupada por volver a su lugar en la conjura inventada que en superarse. Y quizá si cuestionamos su nueva posición, vemos que es posible que le genere yaga que nadie la haya echado de menos en su ausencia.

Todos pensaremos que es una lástima que, siendo tan complicado conseguir juicio profesional cuando has sido madre, el próximo paso de Lara en su conjura, es hablar de discriminación cuando nunca supo ver sus deficiencias.

lunes, 25 de agosto de 2014

CAÍDA LIBRE

Play: M.I.A. Paper planes.



Los datos no dejaban lugar a dudas. La empresa se dirigía hacia un bache difícil de superar, incluso él se juraba que imposible. Visto esto, dejó el cigarro en el cenicero, encendido y humeante, se levantó de la silla y, con todos los papeles en la mano, se asomó a la ventana y los dejó caer.

Al instante se desperdigaron en una explosión desordenada. Unos hicieron cabriolas durante varios segundos, otros simplemente se balancearon como ángeles borrachos, dejando ver esos gráficos impertinentes a todo color y ninguno, ninguno, cayó pesado sobre el asfalto dejando tripas, cerebro o sangre como le hubiera gustado al ejecutivo.

La contemplación se prolongó varios minutos hasta que, por efecto de la edad, el asesino dejó de ver a sus víctimas que cada vez estaban más cerca del suelo y más lejos de él.

Unos pisos más abajo, los papeles estaban tan desperdigados que nadie diría que habían comenzado el descenso juntos. Una mujer que fotocopiaba en un cuartucho, vio de refilón el baile aéreo de los documentos y los reconoció claramente, gracias a logo llamativo que, a los que ya lo conocían, indicaba que eran propiedad material de la Corporación Eleyo.


En el piso veintidós, las tórtolas se sobresaltaban, nunca habían visto bichos semejantes, con ese volar grácil pero terminal, demasiado atrevido para ellas. Alguna de las palomas intentaba avisar a las obres criaturas descendentes, emitían algún graznido inútil, las rodeaban con vuelos envolventes que hacían a los papeles alzarse levemente para después seguir dejándose caer como cisnes muertos, dramáticos. Alguna probablemente experimentaría enamoramiento fugaz y seguramente, suspiraría por las cornisas hasta quién sabe qué tiempo.

Los informes seguían cayendo inexorablemente. Aunque la esperanza del ejecutivo se concentraba en que esos datos que contenían se esfumaran con el aire, se evaporaran por efecto del roce del viento al caer, eso no era posible. A pesar de ese caer leve, grácil o torpe, según el tamaño de la ventana desde la que se los viera, en realidad sus letras eran de piedra, fijas, como losas, como símbolos en su panteón familiar.

Casi llegados al suelo, llamaron la atención de algún gato que, como alimañas cazadoras, clavaron sus afiladas garras en los asesinados pliegos y luego, con el desprecio del ser superior, eran olisqueados y abandonados con indiferencia, incluída aquella portada que rezaba "Nota crítica al presidente".

viernes, 22 de agosto de 2014

FIN DEL COMUNICADO

Play: Mina. Bang bang


..."Fin del comunicado"

Como si fuera una bitácora, la cinta acababa de emitir las últimas palabras gravadas por Núñezson antes de su repentina muerte.

Todo indicaba que había sido atacado con furia y que había opuesto resistencia feroz a su atacante, la habitación de Núñezson estaba muy desordenada. Había papeles y bolsas por todas partes.

No obstante, la cinta parecía aclarar otras circunstancias. Un suicidio, sin duda. Pero nada encajaba y, por tanto, comenzamos a trabajar en dos posibles vías de investigación:

McPérez, mi compañero, mi viejo amigo, trataría el caso como un suicidio frustrado por un asesinato. Y O'Gómez, yo, un inspector más al servicio de su majestad y de toda la Interpol, que trataría el suceso como un asesinato frustrado por un suicidio.

De este modo los roles y herramientas quedaban repartidas y McPérez revisaría la escena caótica con detenimiento mientras yo escuchaba con atención de psicólogo la cinta del magnetófono y cuantas se hallaran en el escritorio del difunto.

No había nada en toda la escena que no pareciera víctima de una prueba de misiles. Papeles arrugados por todas partes, bolsas de plástico rasgadas que dejaban caer de sus grietas toda clase de objetos de oficina.

En la mesa, como en el resto de la habitación, no había un hueco de madera visible. Cables, documentos, material de oficina, un ordenador de última generación, un teléfono descolgado, notas adhesivas fluorescentes pegadas por todas partes:

NOTA AMARILLA 1. 28 de julio 2014. Recoger a mamá en el aeropuerto. _La nota era de hace 2 semanas, espero que la hubiera ido a recoger.

NOTA AMARILLA 2. 25 de febrero. Comprar comida para los gatos. _No sabíamos de qué año era, pero en la estantería junto a la puerta, un gato disecado en posición de ataque, sujetaba unos libros gordos de Derecho Tributario.

NOTA NARANJA. 22 de agosto 2014. Enviar factura del trabajo de RENDER, SA: 50.000 euros. _Esta era una nota para dos días después del de autos. Mucho dinero. Debió de ser un trabajo duro para tener que facturar tanto.

NOTA MENTAL DEL INVESTIGADOR: esa última anotación no parecía la de un suicida. Primero porque no se habría embarcado en un trabajo tan importante y, segundo, si yo fuera a cobrar 50.000 euros, me fugaría para empezar una nueva vida, abriría un chiringuito en una playa perdida de Méjico y ofrecería langostas cocidas a los parroquianos.

Inmediatamente hice informe a McPérez sobre mis nuevas sospechas y los indicios que me avalaban.

_ Llama a la empresa y pregunta a qué se dedicaba la víctima, podría ser importante.

Aunque a todas luces el sujeto era abogado, McPérez tenía razón en ser prudente, hoy en día los abogados se dedican a cualquier cosa y, efectivamente, este abogado que ahora yacía en su mitad superior sobre su abarrotada mesa, escribía guiones para series de televisión.

Cuando estábamos ya terminando de revisar todo, llegó el equipo de limpieza de la policía local con el encargo de retirar los restos biológicos de la escena. Al instante, según entraban en el despacho de la supuesta víctima, se entregaron a la tarea de embolsar y etiquetar cada pelusa que encontraban y cada papel bajo el que se alojaban.

Fernándezton, jefe de la cuadrilla de biólogos criminalistas, los de la limpieza, como se hacían llamar peligrosamente, nos aclaró con tono serio y preocupado: "este hombre, era un guarro".

Mc Gómez y yo asentimos sin dudarlo y ello me generó una nueva idea sobre la imposibilidad del suicidio. Aunque pueda creerse que la gente descuidada es depresiva porque no se cuida, considero que en este caso estábamos ante el cadáver de un vago, un sibarita del ocio, un amante del tiempo libre, un adicto a la inmovilidad, sedentario profesional.

Sonó mi teléfono móvil. Era el comisario Ibáñezford con órdenes estrictas de abandonar la escena y precintar todas las entradas. Nadie debía entrar allí hasta que hubiera llegado el equipo de descontaminación.

Realicé oportunamente nuevo informe a mi compañero y a Fernándezton que, con su lógica aplastante habitual indicó: "es que era muy guarro".

A las 15:35 horas aparcó frente a la casa una furgoneta negra con el logotipo de una empresa farmacéutica bastante conocida. Se identificaron como los que descontaminan los sitios contaminados, mostraron al que limpia los escenarios de crímenes unos documentos acreditativos y les dejamos pasar.

Unos minutos después recibimos aviso por radio sobre un asalto con rehenes en una sucursal de Banco Popular. Acudimos ipso facto dejando atrás un misterio muy grande que McPérez y yo nunca olvidaríamos.

Una semana más tarde, llegó a la comisaría una cinta casete con remitente Mr. Núñezson. Cuando llegamos a la oficina, ahí estaba, sobre mi escritorio. Junto a mí pasó Fernándeztons indicando: "es del tío guarro".

Escuchamos detenidamente la grabación:


"Soy Roger Núñezson, vecino del barrio de Múñozhood. Quiero denunciar un hecho alarmante que puede afectar gravemente la vida y la salud de nuestros compatriotas. La empresa farmacéutica que tiene su laboratorio unas calles más allá, está realizando experimentos con elementos biológicos potencialmente mortales. En concreto, con unas esporas que viajan entre el polvo y que, cuando se asientan en una habitación, la contaminan llenándola de pelusas y basura para desgracia del anfitrión. Fin del comunicado".

jueves, 21 de agosto de 2014

LA PUESTA DE SOL


Play: Louis Armstrong y Ella Fitzgerald. Let's Call The Whole Thing Off



A la puesta de sol, volvió a salir otro nuevo. Todos estábamos sorprendidos. Llevábamos así dos noches sin noche. ¿Dónde estaba la Luna? Y, más importante ¿de dónde había salido ese otro sol?
Científicos y filósofos se aventuraron a dar respuestas y ofrecer nuevas teorías y seguridades, calmando sólo a los más positivos de la sociedad.

Otros, en cambio, que apreciaban su descanso como lo único que merecía la pena en el día, desesperaron y pidieron responsabilidades y soluciones fácticas como persianas subvencionadas o antifaces potentes accesibles para todos.

Los meteorólogos, intentando afinar sus predicciones, vaticinaban sol de día y noche soleada con intervalos nubosos de intensidad leve.

El ejército quería lanzar cohetes destructivos. Los astrónomos querían buscar la luna, y una proveniencia razonable para el nuevo astro que podía desplazarse y había elegido nuestro planeta, precisamente.

Unos físicos hablaban de superposición teórica espacio/temporal. Otros, agradecidos por la oportunidad que les brindaba el acontecimiento, revisaban con impaciencia la teoría de la relatividad.

Los rubios de playa parecían más morenos que nunca y hacían noche a la orilla del mar con su factor de protección +50 y sus gafas ahumadas puestas todo el tiempo.

Los deportistas multiplicaron sus energías, como los ecologistas, contentos de aprovechar que el gobierno no hubiera subido aún los impuestos a las energías renovables. De hecho, las iglesias comenzaron a instalar paneles solares para tañer las campanas en las horas de madrugada.

Lo peor de todo, todos tenían consenso en ello, eran los niños. Nadie era capaz de acostarlos a su hora. Así que los colegios empezaron a plantearse abrir más tarde, pero eso no era una opción. Las empresas nunca se adaptarían a la nueva situación, así que, hubo que ignorar la bola de fuego nocturna que relucía inmensa sobre el mundo.

Podríamos inventarnos que un día, o noche, la estrella desapareció y punto. Tendría sentido en un micro relato como este. Y como podemos inventarlo todo, pues lo decimos y ya está.


Una madrugada, o mañana, o tarde, el viejo sol se puso y apareció la luna de nuevo. Todo volvió a la normalidad, aunque muchos seguimos dudando si volverá a aparecer y, lo más importante, si el sol que ha quedado es realmente el mismo que teníamos o ha sido suplantado.  

miércoles, 20 de agosto de 2014

EL MODELO

Play: Steve Wonder. Superstition.


Los primeros minutos, el modelo estaba seguro de sí mismo. Eligió una pose burlona, juvenil, sin pensar que sería difícil mantenerla hasta que todos hubieran acabado sus bocetos.

Al cabo de cinco minutos, su lengua ya no estaba tan apretada entre sus labios y sus brazos cruzados se esforzaban para que la fatiga no les doblegase, desmoronando el montaje.

Sus ojos, inicialmente bizcos sin duda, ahora le dolían y era como si estuvieran conectados directamente a la lengua, se caían a la vez, ya nada en su cara obedecía órdenes.

Dos minutos más, y ya sentía un hormigueo que le subía por la espalda debido a la tensión que le provocaba estar medio sentado en el taburete.

Calor, picor y luego dolor intenso. Un calambrazo que iba desde el omóplato hasta la base del cráneo. Pero mantuvo la postura heroicamente hasta el final.

martes, 19 de agosto de 2014

LEVITANDO

Play: Judy Garland. Over the rainbow.

 En la pantalla de información del metro, ya advertían que algo no funcionaba en las instalaciones del andén. De hecho, podía leerse algo tan extravagante como:

"Atención, vigilen que sus pies sigan pegados al suelo de la estación. Gracias."

Los que nos dimos cuenta, obviamente, miramos las baldosas, luego tocamos la pared y, finalmente, pensamos en un error de transcripción o una broma de unos de los trabajadores del metro.

No obstante, en un cierto momento, los objetos menos pesados comenzaron a alzar el vuelo, a flotar, a levitar pesadamente, como con timidez.

Más que susto, más que sorpresa, mucho más que alarma o espanto, hubo una reacción fría y extremadamente pragmática. Todo el mundo, con un gesto brusco, se limitó a recuperar el contacto con sus objetos y a situarlos de un tirón debajo de sus brazos o a abrazarlos fuertemente.

Unos segundos más tarde, llegaba el tren y todos subían fijándose en los pendientes, bolsas y colgantes voladores de los que estaban bajando en el andén.

lunes, 18 de agosto de 2014

PERFECT GENTLEMAN

Play: Mark Knopfler y Chet Atkins. Poor boy blues.



Como un perfecto caballero, iba por el vagón dando las gracias y pidiendo perdón. ¿La razón de su fracaso? Un mal negocio y un compromiso desmesurado con la banca, algo que, según advertía, podía ocurrirle a cualquiera.

Pero él no pedía limosna, él vendía pañuelos mentolados y chicles de sabores tropicales. Explicaba que, por la propia ley de la oferta y la demanda, unos productos diferenciadores y una oferta de valor, el precio al que los ofrecía no podía ser menor que el que indicaba. Además, dado que no gozaba de una red de distribución tan competitiva y consistente como la que tenía antes, la exclusividad y cercanía de su atención al público debía apreciarse igual que la calidad del producto.

Todas estas notas y no el hecho de su poca capacidad negociadora con los proveedores, era lo que determinaba el valor de los artículos. No obstante, el cliente advertiría que la ausencia de publicidad en medios masivos hacía accesible sus artículos a todos los bolsillos, permitiendo mantener un margen digno para el empresario.

Para más información sobre la solvencia y reputación de la empresa, aportaba unos resultados  de satisfacción muy válidos, representados por una curva claramente ascendente en los gráficos de evolución de la clientela, y un resultado inmejorable en las encuestas de calidad de su servicio. Datos basados en estudios realizados por él mismo una vez al mes.

_ Disculpen de nuevo las molestias que les haya podido ocasionar en su viaje y espero que tengan un buen día. Si desean adquirir  alguno de mis artículos, voy a pasar por sus asientos y sólo tienen que indicarme qué necesitan. Gracias.

viernes, 15 de agosto de 2014

SANDRA


Play: Cat Stevens. Moonshadow.



Así, por casualidad, o por efecto del arañazo de un gato radiactivo, o por algún tipo de alergia poco común, Sandra se levantó aquella mañana con pelo por todo el cuerpo.

Era un pelo suave y largo, de tres colores y con un cierto olor a jazmines secos. ¡Madre mía! ¿Cómo depilar todo aquello? De ninguna forma. No podía permitirse llegar tarde al trabajo: las listas del ERE estaban abiertas..

Se puso su camisa blanca de uniforme, sus pantalones negros y los mocasines de charol y, para pasar desapercibida por la calle, una gabardina beige y un sobrero de ala ancha. Como hubiera vestido Humphrey Bogart si hubiera tenido que bailar en Cantando bajo la lluvia. De esta forma salió Sandra hacia Asamblea de Madrid.

En la oficina todos la reconocieron sólo cuando tomó asiento en su cubículo y empezó a responder llamadas con su voz habitual. Y sorprendentemente todo iba bien, todo hasta que empezó a sentir un intenso picor detrás de la oreja derecha. No pasa nada. Se rascó ferozmente y, sin poder prevenirlo, un mechón de pelos empezó a flotar en el aire como una burbuja en dirección desconocida, por lo menos hasta que, finalmente,  se escucharon los estornudos de varios compañeros del ala oeste de la nave.

Daba igual, se atusó el pelaje junto a la oreja y otra mata de pelo salió por los aires en una explosión de fibras que se esparcían por la atmósfera como el polen.

De todos lados de la oficina, salían toses y estornudos. Sandra no sabía qué hacer. Se fue al baño y allí permaneció hasta que todos terminaron sus jornadas y se fueron. La gata salió a la luz de la luna, camuflada con su gabardina beige.

Así es como nació la leyenda de la Gata de Asamblea.

jueves, 14 de agosto de 2014

EL LÁPIZ Y LA RECTA



Este lápiz no vale. Lo estoy diciendo una y otra vez. Si alguien me trajera otro, podría escribir todo lo que ustedes necesitan.

Ahora resulta que tengo que escribir todo lo que sé y con este lápiz que no hace ni una línea recta... ¡Por favor! ¿Alguien ahí fuera puede oírme? ¡Necesito otro lápiz! Intento de verdad escribir todo lo que sé, pero éste lápiz no hace líneas rectas y, además, el color no es el adecuado.

¡Dios mío! ¡Voy a llorar! Quizá así me hagan caso. ¿Nadie entiende o qué? Tengo miedo de que crean que no quiero hacer lo que me piden. Ese tipo de la gorra y la linterna me da miedo.

¿Oigan? Por favor ¿pueden venir a ayudarme? ¿Alguien puede darme otro lápiz para poder terminar esto? Quiero irme a casa. ¡Estoy cansada!

No sé cuánto tiempo llevo en este lugar. Deben haber pasado horas ya. Nico habrá salido ya del cole y me estará esperando. Espero que hayan ido a buscarle.

¡Por favor! ¿Hola? ¡Hola! Sólo necesito otro lápiz y habré acabado en unos minutos. Quiero colaborar, pero ¡no consigo hacer ni una línea recta!

_ Doctora, esa mujer de la sala de coma, la del lápiz sin punta... tiene lágrimas ¿podemos hacer algo?

_ No. No te preocupes, es casi seguro que no siente nada.

_ Pero, ¿y el lápiz? , ¿no se hará daño? Lo aprieta tanto que va a romperlo.

_ No sabemos por qué lo tiene. Llegó con él. No se lo hemos quitado por si eso le hace volver en sí algún día...

miércoles, 13 de agosto de 2014

UN GRUPO DE TEATRO






En esta ocasión, los doce competidores se han citado en el interior de un pub oscuro y discreto. Primero, el mayor de todos, como siempre, organiza al grupo dando orden de juntar mesas y conseguir asientos.

Los participantes comenzaron el interrogatorio al resto de mesas donde había sillas vacías y, en unos minutos, la mesa redonda queda constituida en torno a una vela roja que enciende Segundo y que huele a flores quemadas. De esta forma, a la luz de la vela, todos los refrescos parecen vino tinto, aunque la seriedad de los asunto impone una abstinencia profesional.

_ Deben tener preparados sus cuadernos cuando sean las doce, media noche, la hora bruja. En ese momento deberán tenerlo todo listo para iniciar las lecturas_ dijo Tercero, que ya había sacado todo el material como buen compulsivo con terror a las píldoras de colores.

Para tener un orden dentro del proyecto de aquella noche, comienza Primero con la entrada en escena.

En este juego nunca hay protagonista, los roles no son coordinados por una trama uniforme. Cada noche de luna llena, los lunáticos ensayan el teatro de su caos y cada socio, desde Primero hasta Décimo Segundo, declama su propio argumento basado en dios sabe qué.

A las doce en punto se hace el silencio en el grupo y, como dictan los estatutos, comienza la lectura:

PRIMERO: (Con pronunciación abierta y profunda, el personaje proyecta la voz como si tuvieran que oírle muchas filas de butacas, aunque su único espectador es la vela). ¡Qué gran día ha amanecido en Verona! Si Dios existe, hoy será el día en que, por fin, mi amada se rinda a mis súplicas y ose fugarse conmigo.

SEGUNDO: (Como realizando la réplica de Primero, proyecta su voz y, con gesto introvertido, la mano derecha en la sien da comienzo a su monólogo interior). ¿En qué hora la muerte del alma misma dejará espacio al tiempo y al sueño? (Relinchar de caballo reproducido con una grabadora de teléfono móvil).

TERCERO: (El personaje mira intensamente al rival, la vela, apretando su propio corazón. Sonido de latidos con alguna de interferencia que nadie atiende). ¿Qué muerte y qué vida? Si mis ojos pudieran ver el horizonte hacia el que se dirige Él, jamás le conseguirías...

Ciertamente, el juego no tiene lógica. Si en algún momento se produce una secuencia con sentido, todo es fruto de la casualidad. No obstante, en la cabeza de estos dementes entregados, todo tiene un sentido visceral, intenso, absorbente.

CUARTO: (Chirriar de puertas. El personaje mira a su izquierda, por donde ha visto salir a la sirvienta y al procurador. Se dispone a continuar firmando documentos oficiales mientras reflexiona en voz alta). Esta vez no vas a escapar, vilano. Has eludido la justicia con mucho tino hasta ahora, pero tu suerte se ha acabado (ríe con malicia en una carcajada muy sonora) ¡estás en  mis manos!

En aquella mesa, hay doce dramas y doce mundos sucediendo todos a la vez y luchando por ser el único y más veraz, el más sentido y verdadero, pero no es posible.

martes, 12 de agosto de 2014

VERÓNICA


Play: Funky town. Lips Inc.


Si Verónica hubiera sido más lista, habría saltado a las vías del tren y acabado con todo de una vez, pero no había sido educada para pensamientos extremos ni para decisiones impulsivas. Por eso, con un cierto rencor en la mirada, el duende, que era tan verde como podía esperarse, le dijo:

_ ¡Tú te lo pierdes, mujer! Bajo las vías habrías encontrado un paraíso. Una entrada bajo aquellos cabes que ves allí te habrían conducido a un mundo tan especial y mágico que, al instante, habrías dejado de pensar en este tan aburrido.

Pero es que Verónica era aburrida como la que más y un gnomo enfadado no era suficiente para hacerle olvidar lo conocido, lo confortable.

El enano bajó los hombros y dijo por último a la mujer impasible:

_ ¡Quédate en tu metro y vete a trabajar, yo seguiré buscando gente para ampliar la cuota turística! No tengo otra cosa que hacer...