Entradilla

Alas, plumas, fantasía, ganas de volar y de volver a mi planeta...

sábado, 25 de agosto de 2012

LO FALSO Y LA FANTASÍA


Todo el mundo tiene historias falsas como todo lo que nos adorna. Pero hay adornos que vivimos como el único lujo que nos merecemos y, entonces llega alguien y te dice que no es oro de verdad…


Play: Since I don't have you. Guns n'Roses


Cuando nací todos miraron mis ojos rosas como las flores de las mujeres fuertes. Con esta cualidad todos creían que mi mundo debía ser perfecto, angelicalmente armonioso. Todo falso. Mi corazón no sonaba como un tambor normal, era la batería de un concierto de Guns n’Roses.

Todos nos sentimos especiales hasta que aparece más gente, entonces sólo somos extraños. Yo quería ser especial, pero nunca pude estar sola. Fui una niña triste con sonrisa sencilla que no incomodaba a nadie porque siempre fui una extraña en el mundo.

Cumplí los veinte, me puse unas gafas de sol y mi corazón hizo un solo histórico que recordarían las estrellas por siglos. Me asomé a la ventana de una torre y grité tan fuerte que desaparecieron todos a mi alrededor salvo dos cisnes negros en el estanque del parque.

Durante siete años fui feliz. Todo era desnudo y natural. Entonces, mi corazón entonó Since I don’t have you. Había ya nueve cisnes negros en el lago y, al alzar el vuelo, cubrieron el parque. Con esa canción en el ritmo cardíaco y un cielo negro, me vino un nuevo paso a los pies.

Después de un año andando bajo mis aves, todo olía a mejillones vivos y frescos. Se podía oír suspiros de placer al ritmo de las olas y mi corazón flotaba como en una balada. Me hice a la mar vestida de azul y blanco. La cola de mi vestido cubría la barca y caía al mar donde los mejillones apasionados hicieron un nido y suspiraban cada noche. Pronto fueron tantos que mi mar se volvió negro.

Un día, al pasar junto a una estela de agua, mi corazón me miró y volvió a tocar aquélla canción. Al final de la estela había un hombre que, para mis ojos rosas, no podía ser si no un dios conectado al mundo. Dejé mi barca y mi vestido y caminé sobre aquel ónice líquido.

A mitad del camino a la playa, un pájaro verde muy pequeño se metió en mis ojos. Volaba a favor del viento y no pudo maniobrar a tiempo para evitarme. Una lágrima rosa me empañó la vista y temí perder mi color de nacimiento. Tuve que decidir si dejar que cayera la gota o seguir observando a mi dios al final de la estela negra, porque él sólo existiría mientras yo le observara.

Caminaba a ciegas y pensaba que aquel superhéroe no podía desvanecerse y que, cuando supiera la historia del pájaro verde, entendería mi decisión. Mi corazón improvisaba pero podía reconocerse Since I don’t have you y el leve pajarillo, prendido a mis pestañas, cantaba para que no se fuera mi dios porque se sentía culpable de mi ceguera.

Una hora tardé en pisar la playa y una hora el pequeño verde en desenredarse, y una hora sólo en que mis ojos se secaran. Cuando pude ver al hombre quise oler su cuello y le abracé, pero no olía a nada, era mármol negro e indiferente y sus brazos abiertos de héroe derrotando a las olas, no tenían ningún poder sobre nada. Quizá si mis ojos no hubieran estado empañados lo habría visto como era en realidad antes de encaramarme a su torso frío, antes de volverme extraña de nuevo.

Volví a mi mar de ónice e hice regresar a mis nueve cisnes negros, a mi mundo negro y rosa con mi solo de batería que suena a guerra en el corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario