Entradilla

Alas, plumas, fantasía, ganas de volar y de volver a mi planeta...

miércoles, 13 de agosto de 2014

UN GRUPO DE TEATRO






En esta ocasión, los doce competidores se han citado en el interior de un pub oscuro y discreto. Primero, el mayor de todos, como siempre, organiza al grupo dando orden de juntar mesas y conseguir asientos.

Los participantes comenzaron el interrogatorio al resto de mesas donde había sillas vacías y, en unos minutos, la mesa redonda queda constituida en torno a una vela roja que enciende Segundo y que huele a flores quemadas. De esta forma, a la luz de la vela, todos los refrescos parecen vino tinto, aunque la seriedad de los asunto impone una abstinencia profesional.

_ Deben tener preparados sus cuadernos cuando sean las doce, media noche, la hora bruja. En ese momento deberán tenerlo todo listo para iniciar las lecturas_ dijo Tercero, que ya había sacado todo el material como buen compulsivo con terror a las píldoras de colores.

Para tener un orden dentro del proyecto de aquella noche, comienza Primero con la entrada en escena.

En este juego nunca hay protagonista, los roles no son coordinados por una trama uniforme. Cada noche de luna llena, los lunáticos ensayan el teatro de su caos y cada socio, desde Primero hasta Décimo Segundo, declama su propio argumento basado en dios sabe qué.

A las doce en punto se hace el silencio en el grupo y, como dictan los estatutos, comienza la lectura:

PRIMERO: (Con pronunciación abierta y profunda, el personaje proyecta la voz como si tuvieran que oírle muchas filas de butacas, aunque su único espectador es la vela). ¡Qué gran día ha amanecido en Verona! Si Dios existe, hoy será el día en que, por fin, mi amada se rinda a mis súplicas y ose fugarse conmigo.

SEGUNDO: (Como realizando la réplica de Primero, proyecta su voz y, con gesto introvertido, la mano derecha en la sien da comienzo a su monólogo interior). ¿En qué hora la muerte del alma misma dejará espacio al tiempo y al sueño? (Relinchar de caballo reproducido con una grabadora de teléfono móvil).

TERCERO: (El personaje mira intensamente al rival, la vela, apretando su propio corazón. Sonido de latidos con alguna de interferencia que nadie atiende). ¿Qué muerte y qué vida? Si mis ojos pudieran ver el horizonte hacia el que se dirige Él, jamás le conseguirías...

Ciertamente, el juego no tiene lógica. Si en algún momento se produce una secuencia con sentido, todo es fruto de la casualidad. No obstante, en la cabeza de estos dementes entregados, todo tiene un sentido visceral, intenso, absorbente.

CUARTO: (Chirriar de puertas. El personaje mira a su izquierda, por donde ha visto salir a la sirvienta y al procurador. Se dispone a continuar firmando documentos oficiales mientras reflexiona en voz alta). Esta vez no vas a escapar, vilano. Has eludido la justicia con mucho tino hasta ahora, pero tu suerte se ha acabado (ríe con malicia en una carcajada muy sonora) ¡estás en  mis manos!

En aquella mesa, hay doce dramas y doce mundos sucediendo todos a la vez y luchando por ser el único y más veraz, el más sentido y verdadero, pero no es posible.

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