Entradilla

Alas, plumas, fantasía, ganas de volar y de volver a mi planeta...

viernes, 15 de agosto de 2014

SANDRA


Play: Cat Stevens. Moonshadow.



Así, por casualidad, o por efecto del arañazo de un gato radiactivo, o por algún tipo de alergia poco común, Sandra se levantó aquella mañana con pelo por todo el cuerpo.

Era un pelo suave y largo, de tres colores y con un cierto olor a jazmines secos. ¡Madre mía! ¿Cómo depilar todo aquello? De ninguna forma. No podía permitirse llegar tarde al trabajo: las listas del ERE estaban abiertas..

Se puso su camisa blanca de uniforme, sus pantalones negros y los mocasines de charol y, para pasar desapercibida por la calle, una gabardina beige y un sobrero de ala ancha. Como hubiera vestido Humphrey Bogart si hubiera tenido que bailar en Cantando bajo la lluvia. De esta forma salió Sandra hacia Asamblea de Madrid.

En la oficina todos la reconocieron sólo cuando tomó asiento en su cubículo y empezó a responder llamadas con su voz habitual. Y sorprendentemente todo iba bien, todo hasta que empezó a sentir un intenso picor detrás de la oreja derecha. No pasa nada. Se rascó ferozmente y, sin poder prevenirlo, un mechón de pelos empezó a flotar en el aire como una burbuja en dirección desconocida, por lo menos hasta que, finalmente,  se escucharon los estornudos de varios compañeros del ala oeste de la nave.

Daba igual, se atusó el pelaje junto a la oreja y otra mata de pelo salió por los aires en una explosión de fibras que se esparcían por la atmósfera como el polen.

De todos lados de la oficina, salían toses y estornudos. Sandra no sabía qué hacer. Se fue al baño y allí permaneció hasta que todos terminaron sus jornadas y se fueron. La gata salió a la luz de la luna, camuflada con su gabardina beige.

Así es como nació la leyenda de la Gata de Asamblea.

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