Entradilla

Alas, plumas, fantasía, ganas de volar y de volver a mi planeta...

jueves, 11 de septiembre de 2014

AUSENCIA





Ausencia era una mujer. Muchas personas habían intentado definirla, muchas veces, pero el resultado era siempre tan empalagoso e impersonal, que generaba vergüenza ajena y propia. De hecho, muchos papeles fueron repudiados y acabaron rotos junto a una papelera. Unos pocos, más atinados, caían dentro, pero era más por la intención del ofuscado escritor  que por la casualidad.

En definitiva, como íbamos diciendo, Ausencia era una mujer y, como tal persona, hacía cosas, y casi siempre las hacía bien, pero sin generar admiración, no como esas que subliman el buen hacer en la ejecución y en el resultado porque, como se dice, el que las hace es como un reloj suizo.

De todos modos, tampoco hacía falta exactitud, porque Ausencia se dedicaba a definir variables y éstas a veces eran positivas y otras negativas, como todo en la vida.

A lo que íbamos, Ausencia no podía decir que tuviera ese algo que tenían otros, ese margen que nadie nota cuando eres especial porque todos creen que das todo lo que eres, sin reservar nada.

Pero sí que hay que indicar que Ausencia, mujer, era. Y probablemente era como todas las demás, pero con diferencias, porque el resto de las mujeres podían diferenciarse de ella, eso sin seguro.

Y como Ausencia era, podía ser como quisiera, y a veces era grande y otras pequeña. Había definido su propia variable, la cual la llevaba algunos días a saltar desde los rascacielos para probar que caía de pie. Otros días se ponía un antifaz y su bikini deportivo y ajusticiaba a algún bandido. O atravesaba muros o surcaba los cielos con o sin ala delta.

Lo que nunca sería es invisible, no se le pasaba por la cabeza,, porque Ausencia, ser, era.

Arrojaba rocas como titanes para imitar a los cometas, reflotaba barcos, volaba hasta Los Ángeles, California, y cogía pasajeros de vuelta a casa. Refugiaba animales abandonados y tomaba pepinillos en vinagre para no engordar con los aperitivos.

A estas alturas ya podrán entender que Ausencia, como mujer que era, era en sí una variable de difícil definición, pero estaba afectada por el tiempo, como todos. Y un día Ausencia moriría, nadie sabe cómo, por supuesto, pero todo lo que es deja de ser.


Así que, como diría un filósofo, Ausencia era una mujer mortal, pero no toda mujer mortal era Ausencia.

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