Este señor contaba que su parada era Atocha. Con los ojos como platos se empeñaba en ello y yo, como personal de seguridad de la estación debía tranquilizarle para mantener la paz en el vagón.
_ Yo me bajaba en la siguiente, en Atocha. Salgo ahora de clase. He estado hasta tarde en la biblio preparando los exámenes. Me he subido en Sol y mi siguiente parada, en la que iba a bajarme, era Atocha, a dos minutos de Sol.
El anciano insistía, pero lo cierto es que estábamos en Chamartín.
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