Play: Brenda Lee. The end of the world.
Si pudiera volar, habrían tenido que llamarle Hermes, pero, en vez de eso, fue a parar por obra del destino a un pueblo de Cuenca en el siglo XXI así que, Hermenegildo se tuvo que conformar con un andar ligero.
Era un muchacho de aspecto enjuto y su apariencia frágil y defensiva se fortalecía en su mente con un carácter inaccesible. Su inseguridad era proporcional a la inmensidad de su pensamiento. Una pena según su abuelo, que decía que el chico debía tener una gran vida interior inútil para la humanidad.
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