Daría lo que fuera por echármelo
a la cara una vez más. Esos ojos pequeños de bicho celoso. Y si pienso en él,
mataría toda la música que me recuerda la depresión, y volvería a mis clásicos de antes, a ver la vida desde lo alto del árbol de la ciencia.
Si pienso en esa cara de humo de
tabaco se me tuerce el gesto y se cierran los pulmones por un peso de estatua de hierro a medio hacer. Me sale en humo la ira contra su facha perfecta de serpiente.
¡Qué difícil es seguir adelante
cuando pienso que me juzga con métricas terrestres, banales! ¡Si yo soy
sobrenatural! Vuelo sobre el mundo, salto por encima de todos los hombres y
planeo sobre su rutina.
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